En un mundo y una época en que los valores que más destacan suelen ser el individualismo, el ‘lo mío lo primero’, el egoísmo, el qué se logra en lugar del cómo o la competitividad desmesurada, resulta admirable encontrarse con disciplinas, profesionales o responsables que inspiran todo lo contrario. Es el caso -como vimos en la parte I- de los responsables del Club Shotoyama de Karate, cuya labor pone el acento en el fomento del compañerismo, el esfuerzo colectivo y el respeto por los demás, entre otros.
El quehacer de la entidad repercute también en los logros deportivos que sus alumnos y alumnas llevan años cosechando, y en la influencia que el propio club ejerce en el mundo del karate. Un ejemplo de ello son los no pocos torneos organizados por Manuel Serralbo Gamero y su equipo en nuestra localidad en la última época, eventos espectaculares de los que, a buen seguro, seguiremos disfrutando en Morón.
‘El karate por y para el pueblo’ es un lema que bien podríamos filtrar del modo en que Manuel siente su amor por este arte marcial, como también de la manera en la que él entiende cómo este deporte ha de ser transmitido a la gente. Ni más ni menos. En esta segunda parte de la entrevista seguiremos conociendo un poco más esa mentalidad, ese sentir, y lo haremos yéndonos a Tokio para después terminar acercándonos al Manolo más familiar…
J. D. El recién concluido 2021 no fue un año cualquiera para los amantes del karate. Al contrario, se trata de una fecha histórica, pues en verano se estrenó este deporte como disciplina olímpica en la cita de Tokio (que debió celebrarse en 2020 pero que, con motivo de la pandemia de COVID-19, se pospuso al año siguiente). Manuel, ¿cómo viviste el momento?
Manuel: Fue un momento inolvidable, muy esperado por quienes llevamos poniéndonos un kimono desde hace tanto tiempo. Cuando se confirmó que el karate sería deporte olímpico unos años antes, aquello supuso la confirmación de un proceso que venía de largo y que ya se esperaba. Ver el inicio de las competiciones en Tokio fue muy emocionante. Para la delegación española, además, se trataba de una baza muy importante, ya que hace años que nuestro país es una potencia mundial en kata (modalidad en la que se compitió en la cita olímpica). Tal es así que obtuvimos medalla en las dos categorías: el oro de Sandra Sánchez y la plata de Damián Quintero. ¡Sin palabras! Para nosotros fue una reivindicación, un gustazo, fue como decir: “¿Veis cómo, a pesar de lo que cuesta sacar karatecas del más alto nivel, estamos formando aquí a la crème de la crème?”. Y luego, la repercusión que tuvo nuestro deporte en esos JJ. OO. fue algo fabuloso: reportajes, entrevistas, audiencias, noticias en todos los medios… Para mí, que como seleccionador andaluz conozco tanto a Damián como a Sandra, y también a gente de sus respectivos equipos, imagínate lo bonito que fue verlos competir en Japón en la más grande competición, haciéndolo como lo hicieron… Ambos merecieron la medalla, entrenaron muy duro, durísimo, durante años.
J. D. Sin embargo, ya se ha oficializado que este deporte volverá a caerse del programa olímpico en París 2024 (lo que conllevó no poca indignación entre profesionales, y no solo del karate). ¿Por qué crees que el COI tomó tal decisión?
Manuel: Cuando supimos la decisión (ya antes de celebrarse la cita olímpica tokiota) aquello nos sentó como un jarro de agua fría. Máxime cuando ves que, en lugar de nuestro deporte, van a meter en el futuro modalidades deportivas con muchísimas menos licencias federativas en todo el mundo, con menos repercusión, con menos recorrido histórico… ¿Que por qué suceden estas cosas? Muy fácil, te lo voy a decir: no es decisión del espíritu o movimiento olímpico, sino del poder económico.
J. D. Me gustaría que especificaras un poco más esa respuesta.
Manuel: Un ejemplo: los grandes dueños de las multinacionales de las marcas de ropa, las más potentes marcas de prendas, calzado y complementos deportivos, el show, el espectáculo, especialmente cuando todo ese tinglado viene de Estados Unidos. He ahí la cuestión. He ahí el porqué de que casas como Nike o Adidas (entre muchas otras) tengan hoy la influencia para introducir en la agenda olímpica deportes en los que esas marcas equipan a los deportistas, que saben vender muy bien, que en los Juegos encuentran un escaparate aún mayor… En deportes como el karate no entramos en esa visión que algunos tienen de lo que debería ser un evento olímpico. En nuestra disciplina hay mucho honor, resulta difícil que nos vendamos al dinero. De manera que, esas grandes marcas ponen mucho dinero para patrocinar, al COI le viene bien, y sus comisarios ‘se abren’ a aceptar deportes que a base de capital entran a formar parte del sueño, sueño por el que en otras modalidades hemos tenido que pasar años y años construyendo un prestigio.
J. D. Entonces, ¿crees que costará mucho trabajo volver a ver el karate en unos Juegos?
Manuel: Pues mira, del mismo modo que te he explicado lo anterior, también estoy seguro de que pronto volveremos a ser olímpicos. En París 2024 ya sabemos que no estaremos, pero pienso que será poco después. Ten en cuenta que, de no ocurrir eso, se estarían rompiendo muchas estructuras organizativas muy bien trabajadas, e incluso podría afectar a otras disciplinas. El COI rectificará tras la cita de París, seguro. Si no, me da a mí que se podría formar el taco… Sería una injusticia tremenda.
J. D. En cualquier caso, y precisamente para hacer más fuerza en esa reivindicación, lo que está claro es que la repercusión de lo vivido en Tokio con Sandra Sánchez y Damián Quintero seguirá dando sus frutos por largo tiempo. Repercusión potente, preciosa, y del mismo modo que muchos medios se hicieron eco del karate, seguro que también muchas personas (jóvenes, sobre todo) se acercarán a los clubes y escuelas de artes marciales a raíz de la cita de 2021…
Manuel: De hecho, así viene siendo desde hace ya tiempo. Piensa que, aun estando en tiempos de pandemia, nosotros hemos batido todos los récords de inscripciones. Bien sabes lo difícil que ha sido poder encontrar una horita para hablar (¡ya te digo, Manuel!), por no hablarte de que todos los días damos cinco o seis turnos, más el ajetreo de los fines de semana, las competiciones (no solo formar parte de ellas con los chavales, sino también organizar muchas), los compromisos con la federación andaluza, las formaciones de arbitraje, los torneos de la liga nacional, tener a punto los gimnasios… ¡El karate está más vivo que nunca!
Pero, insisto, esa tendencia al alza venía ya desde antes de los Juegos de Tokio (y ahora se acentúa, claro). Rompo una lanza a favor del excelente trabajo colectivo que al respecto se viene haciendo en los últimos tiempos, sobre todo a nivel de entrenadores y preparadores. España tiene profesionales espectaculares, gente muy dedicada que pasa muchísimas horas lejos de sus familias cada semana del año. Y en esa cadena, por cierto, también entráis los periodistas, que a base de atención y curiosidad estáis apostando por informar sobre karate, divulgar y llevar la esencia de este arte marcial a la opinión pública. Hoy suena a karate en todos sitios.
J. D. ¡Y eso es absolutamente maravilloso! Manuel, damos ahora un salto: de lo olímpico e internacional a lo local, al día a día del club. ¿Cómo van las cosas actualmente por las diferentes sedes del Shotoyama?
Manuel: Bien, la verdad, con mucha actividad. No paramos. Nosotros siempre hemos dicho que el nuestro es un club del pueblo y para el pueblo. A base de mucho esfuerzo nos hemos convertido en una institución de referencia nacional a nivel de artes marciales, y, conscientes de ello, sabemos que nuestra responsabilidad de colaborar en el proyecto comunitario nunca puede desaparecer. Por eso no solo entrenamos a karatecas de competición, sino que también lo hacemos, por ejemplo, a través de un proyecto para llevar el karate a los barrios y que resulta prácticamente gratis para niños cuyas familias están en situación vulnerable, o preparando a mujeres que quieren saber defenderse de posibles agresiones (son muchas las que se apuntan a nuestros talleres de defensa contra la violencia de género), o llegando a lugares como Marruecos, donde hemos apadrinado un club para el que llevamos kimonos para los clavales que apenas tenían para entrenar o competir y a los que hasta entonces no les quedaba otra que cambiarse los que tenían con los compañeros. Y así, mucho más. Hay proyectos que iremos dando a conocer más adelante (karate adaptado; tablas de karate para mayores; etc.). Nosotros somos del pueblo, tenemos claro que los vecinos/as nos dan mucho cariño y que nos ayudan siempre que pueden, y por eso debemos responder. Tenemos claro que el karate es una herramienta social y colectiva, es decir, que no se debe de quedar para unos pocos.
J. D. Imagino que para llevar a cabo tan extraordinaria y creciente tarea nunca estás solo…
Curso de defensa contra la violencia de género. Manuel y sus alumnas (Marchena, 2021).
Manuel: No solo no lo estoy, sino que poco a poco voy necesitando más ayuda, y es normal. En estos momentos estamos iniciando la configuración de un equipo de trabajo fuerte y multidisciplinar. Juan José Chacón es mi mano derecha, tremenda labor la suya a nivel de clases, competiciones, etc; Alba Serralbo (una de mis hijas), criminóloga, en el departamento de la mujer y entrenadora, ha sido una gran competidora, seleccionadora provincial, tiene su propio proyecto (Eva María, la otra hija de Manuel, también es alumna del club); Andrea Romero, licenciada en Ciencias del Deporte y que también da clases, otra gran competidora y que transmite muy bien a sus alumnos/as; Antonio Gª Luna, otro de los entrenadores; mi mujer, Eva María Muñoz, que me ayuda con tantísimas cosas, la secretaría, la administración, el trato con el público, llevando a los más pequeños, lo pendiente que está de todos los detalles, de la información de cada alumno, de sus padres, y muchas cosas más; nuevos departamentos que estamos abriendo dentro de la estructura del club; y, en fin, más personas sin las cuales no podría sacar adelante este volumen de trabajo. Personas que me aportan mucho. Gente preparada y con vocación que ama el karate.
J. D. Estoy seguro de que a la inmensa mayoría de personas que lean estas líneas y que no os conocieran tan en detalle les parecerá un escándalo (para bien) lo que estáis logrando…
Maniel: Eso no puedo saberlo, pero honestamente, Juan Diego, lo es, es un escándalo lo que estamos consiguiendo en el Shotoyama día a día. Y es muy especial. Somos un equipo que está en dos pueblos y en dos pedanías, podríamos resumir, y sin embargo nos encontramos entre los 10 primeros del ránking nacional, a la altura de los mejores clubes de karate catalanes, madrileños, asturianos, gallegos o valencianos. Mucha gente está ya familiarizada con nuestros logros desde hace años, pero esto es algo muy difícil de hacer realidad. Tenemos lo que en karate llamamos toda la pirámide: medallas a nivel provincial, andaluz, nacional e internacional.
J. D. ¡Y pronto caerá una medalla olímpica surgida de vuestro club!
Manuel: Ojalá, Juan Diego, ojalá.
J. D. Encaramos ya el final de la entrevista y lo hacemos saliendo -aunque sea por un ratito- del tatami…
Manuel: Me parece perfecto, hay que oxigenar, como le decimos a mi hermano Domi cuando echa demasiadas horas en el estudio, y como tendría que aplicarme más a mí mismo, porque en casa, por ejemplo, estamos casi siempre hablando de karate, mi mujer, mis hijas y yo…
J. D. Ea, pues oxigenemos. A ver, háblanos del escaso tiempo libre del que puedes disfrutar… Por ejemplo, tengo entendido que hace unos años desempeñaste en Marchena un rol de responsabilidad y gestión política. (Sí, sé que eso no es exactamente ‘tiempo libre’, pero fue un paréntesis no enfocado en exclusiva a las artes marciales). ¿Cómo recuerdas aquella etapa?
Manuel: Yo, desde nunca he tenido objetivo político alguno. Jamás pensé en entrar en política. Pero tengo claro que quien forme parte de ella ha de tener interiorizada una verdadera vocación pública, vocación por ayudar a hacer cosas por el bien de la ciudadanía. Y ese fue el origen de mi periodo al frente de la Concejalía de Juventud y Deportes en el Ayuntamiento de Marchena durante unos años.
Inmersos en la tremenda crisis económica que medio mundo atravesó en 2008, un amigo que formaba parte del PSOE me llamó y me dijo: “Manolo, la situación es compleja, así que estamos construyendo un equipo fuerte, con muchas ganas de ayudar al pueblo y con la conciencia clara de que aquí no estamos para ganar un duro, no estamos para eso, sino para hacer y poner lo que haga falta con tal de sacar medidas adelante y de que los vecinos resurjan de cuanto están pasando. Queremos contar contigo”. Yo en ese momento estaba un poco más liberado de trabajo y, entendiendo las circunstancias (eran días en que los ayuntamientos estaban muy endeudados, buena parte de los ciudadanos pasándolo mal…), me impliqué y le dije que contasen conmigo, que me presentaría, pero con la condición de aportar en la parcela en la que tengo conocimientos: la gestión y administración del área deportiva y de juventud.
Y, aunque hablamos de años difíciles, hoy puedo decir que logramos sacar adelante muchos proyectos y medidas para bien del pueblo. Ayudamos a mucha gente. Aprendí y adquirí nuevos conocimientos. Me respetaron muchísimo los ‘rivales’ políticos, pues esas otras formaciones vieron desde bien pronto que yo no estaba allí con hambre de nada, sino por vocación pública. Vieron también que no paraba de trabajar (la de veces que, por ejemplo, cogí mi coche y fui a Diputación de Sevilla para pelearme por subvenciones que pudieran venir bien al municipio…). Plenos, dietas…, nada de eso, todo de nuestro bolsillo, es lo que tocaba y es como en el equipo de gobierno entendíamos que teníamos que hacer las cosas. Creo, de verdad, que trabajamos bien durante esa etapa, y no por ello dejo de reconocer que seguro que se nos quedaron cosas por hacer. Pero cuando hoy voy por la calle y me ven los vecinos y vecinas que me conocen de aquellos años, las palabras que recibo son bonitas, de cariño.
J. D. Entonces, ¿definitivamente podemos concluir que entre el karate toda tu vida y la gestión pública durante unos añitos, na de na ocupa tus horas de asueto y esparcimiento? Seguro que no, seguro que algo hay…
Manuel: Sí, por supuesto, aunque parezca mentira, de vez en cuando me doy al relax… Y cuando eso sucede, una de las cosas que más me gusta hacer es tocar la guitarra.
J. D. ¡Qué me dices! Claro, si es que la familia…: padre cantaor, hermano músico, tú tiras por un deporte que, como no podía ser de otra forma, es un arte marcial…
Manuel: ¡Fíjate en la casualidad! Pero no te creas, porque yo soy submarinista, fue una de las primeras actividades en las que me formé y a la que me dediqué, y eso lo llevo dentro también. A buena parte de los instructores que hoy hay en Morón y en Marchena los formé yo. De hecho, tarde o temprano, a poco que recupere tiempo, volveré a las aguas. Pero sí, siempre que puedo cojo la guitarra y me relajo.
J. D. Verás tú que dentro de poco te oímos tocar acompañando a tu padre, sacáis un disco y lo graba tu hermano…
Manuel: No creo, no creo… Lo mío con la guitarra es más cuestión de casa y anonimato.
J. D. Pues si esos ratos de relax y anonimato te dan la energía para que luego puedas descargar todas tus ideas y todo tu positivismo a través del karate, ¡que no cesen tus momentos de guitarra y descanso en casa!
Me da a mí que con esta entrevista hemos ayudado a informar a algunas madres y padres que pudieran estar dudando acerca de si llevar a sus hijos a vuestras clases. Y seguro que hemos animado también a que algunas personas de diferentes edades y contextos (adultos y jóvenes) se planteen empezar a entrenar en el club. Nos encantaría que nuestro granito de arena se tradujera de ese modo.
Muchísimas gracias por todo, Manolo. Y una vez más, enhorabuena por la excelente labor deportiva y social que lleváis a cabo.
Manuel: Gracias a ti por haber pensado en nosotros para esta bonita entrevista; y a vuestro medio por este espacio donde hemos podido charlar sobre karate y divulgar sobre el significado de todo lo que hacemos en el Shotoyama. Aquí me tenéis para lo que queráis.
En estos días, todo aquello que siembre en la sociedad actitudes como la tolerancia, la convivencia, el diálogo o el respeto son de admirar. Y en el karate hay mucho de todo eso. Quien quiera presenciarlo y vivirlo de cerca no tiene más que informarse o acudir a alguna de las sedes del Shotoyama (Morón, Marchena, La Puebla de Cazalla y El Coronil). De hacerlo, seguramente estén dando un importante paso adelante para, con tiempo y paciencia, trascender y conocer desde dentro una actividad que les aportará muchas cosas positivas: entrenamientos para potenciar la agilidad, los reflejos y otras diversas habilidades físicas; un modo activo de concentrarse y meditar; unas clases a través de las cuales entender mejor a quien está enfrente y a nuestro alrededor; un proceso con el que saber mirar más en profundidad al entorno, al colectivo del que formamos parte y a nosotros mismos.
Las artes marciales, un deporte para cuerpo, mente y alma. El karate, un mundo aún desconocido para muchos y que, a la vez, no deja de crecer. El Shotoyama, una entidad que ha hecho de lo extraordinario una realidad habitual. Y Manuel Serralbo Gamero, el gran artífice de todo este proyecto, un ejemplo de trabajo incansable, generosidad, humildad y profesionalidad. Todo un sensei que sabe sacar lo mejor de sí mismo, de los alumnos, del club, de quienes lo rodean… Todo un maestro que contribuye a formar a excelentes deportistas y, sobre todo, a ciudadanos mejores y más comprometidos.
Postura de ritsu rei. Nos despedimos, siempre con respeto. ¡Hasta otro Moroneando!