Animado por mi triunfo en la quiniela futbolera del pasado fin de semana (11 aciertos: 1,20 euros…, ¡pelotaso!), me aventuro, aquí y ahora, a predecir algunas situaciones que bien podrían darse en diferentes ámbitos (unos, más relevantes; otros, no tanto) de nuestro pueblo durante los próximos meses.
Para ello, trataré de traducir lo que las sensaciones me dicen, lo que huelo, lo que me da en la nariz (por nariz no será, que la mía es de las grandes). El tiempo determinará cuánto de tino y cuánto de pifia hay en estas líneas que caen a escasas horas de que la Feria se llene de rebujito. Vamos allá:
Me da a mí que la impoluta limpieza que estos días atrás ha aterrizado en los entornos de la Alameda, volverá a sufrir un repentino ‘relajamiento’ en cuanto pasen los días de divertimento en casetas y cacharritos.
Me da que cotas aún mayores de dejadez en lo que a control del servicio de limpieza viaria se refiere volverán a asentarse en muchos otros barrios de Morón, circunstancia agravada por esa costumbre guarra entre algunos congéneres, consistente en arrojar a calles, arcenes, parques o llanos todo tipo de plásticos, restos, envoltorios, heces de perro no recogidas por sus dueños, colillas de cigarros, cristales rotos o pañuelos, entre otras cerdadas. Por alguna extraña razón (seguro que la Universidad de Wisconsin ya lo está investigando), el depositar estos y otros tipos de basura en papeleras, o en sus respectivos contenedores, ha devenido en acto de máxima dificultad.
Me da que las personas que sacan adelante los refugios y asociaciones de protección y bienestar de animales (San Antón, Callejeros, Nueva Esperanza, etc.), seguirán sufriendo el bien quedar pero poco hacer por parte de los responsables municipales, para quienes parece no urgir la mejora de instalaciones, las reuniones para implantar las nuevas normativas, la divulgación de protocolos, y demás medidas.
Me da que proseguirá la ola privatizadora de todo tipo de servicios que pudieran y/o debieran ser de gestión municipalizada (el último en liza: la luminaria pública), extendiéndose, así, ese halo de ‘normalidad’ sobre lo que de normal -o de beneficio social- tiene poco.
Me da que se viene un año socio-político (una legislatura entera, quizá) en el que, quienes votaron en las últimas municipales a PSOE/Juanma Rodríguez estarán encantados de tener a PP/Gloria Hidalgo “enfrente”, y viceversa. Vamos, que (me) huele a escasa oposición crítica y honesta, y a jartá de complicidad y apoyos mutuos entre ambas formaciones. (Casi como si conformaran un mismo gobierno local…).
Me da que más de un colegio e instituto público sufrirá otro curso de interesada cancelación de líneas en clases/cursos, trasvase de recursos a centros concertados, o nuevos retrasos del arreglo de instalaciones, como, por ejemplo, la calefacción antes de la llegada de los meses más fríos. Porque, a la Junta, si no se le presiona…
Hablando de la Junta de Andalucía en relación a Morón: me da que nuestros centros de salud requerirán el apoyo de todos los moroneros/as para gritar que, de una vez, se pongan pies en pared ante el vergonzoso avance de las medidas de recortes y daños contra la sanidad pública, lo cual se traduce en eternos tiempos de espera para citas, en que los/as profesionales atiendan como buenamente pueden, o en que carezcamos de ciertas especialidades básicas para toda localidad, comarca o área sanitaria. (A ello se suma el triunfo de esos mensajes que convencen a no pocas voluntades ilusas de que pagando 30 euros mensuales de un seguro privado de salud estarán cubiertos ante cualquier contingencia médica, lo que lleva a esas personas a dejar de preocuparse por la importancia de defender una sanidad pública, gratuita y universal de calidad. Así nos va). Por no hablar de que se atisba, también, otra etapa de dilación en la petición (la de verdad, no la de boquilla) del Hospital Comarcal.
Me da que repuntarán los mensajes institucionales tipo “Morón, tierra de paraíso para atraer a los grandes capitales empresariales”, mientras quedan en segundo plano (quien dice segundo, dice tercero, u octavo) cuestiones laborales como: una mayor diversidad de los sectores en los que poder trabajar (es decir, depender menos de los mismos sectores de siempre); escuchar las reivindicaciones de los trabajadores/as y comités en lucha en sus respectivas empresas; fomentar las cooperativas y proyectos asociativos, y atender sus necesidades; ayudar al pequeño y mediano comercio local; etc.
Me da que ampliar la red de viviendas sociales seguirá siendo un objetivo no prioritario para quienes tienen competencias en su desarrollo. (Lo cual dice mucho -para mal- sobre quienes incumplen la palabra en forma de promesa).
Me da que la mejora de la comunicación de transportes con Sevilla (y con otros destinos) tendrá que esperar a que las ranas críen pelo.
Me da que la Dependencia (por ejemplo, el SAD) seguirá luchando contra no pocos obstáculos para conseguir lo que toda sociedad digna debiera reclamar como intocable.
Me da que nuestra juventud continuará demandando alternativas al escaso abanico de posibilidades que tienen para hallar motivación en sus ratos de ocio comunitario.
Pero, ya puestos a airear lo que a algunos nos da en la nariz, también me da que nuestro Carnaval seguirá dando pasos adelante gracias a toda esa gente (peñas, FEPAC, revistas y canales temáticos, afición, etc.) que está currando de lo lindo para apuntalar el crecimiento de la pasión popular -y de la cantera- por este patrimonio.
Me da (sé) que Morón parirá nuevos e interesantes proyectos culturales y artísticos (literarios, musicales, teatrales, etc.), tanto en diferentes rincones de nuestra localidad, como allende nuestras lindes.
Me da que se acercan meses preñados de novedades trascendentales en cuanto a los litigios de la explotación minera de las laderas y las entrañas de la Sierra…
Me da que diversas iniciativas ligadas al fomento de los entornos naturales saldrán a la luz, para bien de la población.
Me da que las personas mayores podrán seguir eligiendo entre amplias opciones y planes para disfrutar de su desarrollo cognitivo, físico, cultural, de entretenimiento…
Me da que nuestras calles y barrios irán creciendo en cuanto al color de sus gentes, el acento de sus lenguas y la procedencia de sus orígenes, lo cual enriquecerá la diversidad de quiénes somos y de cómo somos (tan necesario en estos días copados de altavoces para quienes, como siempre han hecho, tratan de tapar complejos u odios propios metiendo miedo a los demás acerca de “los de fuera, los diferentes”…).
Me da que, igual, sí veremos la reapertura de la piscina cubierta en pocos meses.
Me da que volverá a ser otra temporada de éxitos deportivos en varias disciplinas, y que la chavalería moronera prolongará su idilio con la práctica de deportes de todo tipo.
Me da que El Pantano demostrará, un año más, que pocos barrios en el mundo son capaces de organizar una verbena tan maravillosa como la suya.
Me da que eventos como la Feria del Libro, así como enclaves como la Casa de la Juventud, seguirán poniendo todo de su parte para agrandar las herramientas de actividades para las nuevas y refrescantes generaciones.
Y me da alguna que otra impresión más, pero hasta aquí la predicción, no vaya a ser que la retahíla de vaticinios (temidos los unos, deseados los otros) descarrile demasiado.
Pasen buena Feria. Si se moja algún farolillo, no exageren el cabreo, que hace falta el agua y, al fin y al cabo, las lluvias no tienen por qué imposibilitar la fiesta. ¡Nos vemos, cómo no, bailando sevillanas!
Foto: Francisco José Guijarro Pérez