Termina esta serie de análisis del discurso mediático-político y consecuencias sociales. La importancia del relato en la opinión pública. Cuatro Antorchas que ponen el foco en aquello que los pocos, pero poderosos altavoces mediáticos repiten constantemente; en la posibilidad de ofrecer un (modesto) altavoz alternativo donde exponer respuestas no de corriente mayoritaria; y en algunos otros asuntos que no suelen encontrar cabida en esos entes de audiencias masivas. Y, para terminar, noticias que en las últimas semanas fueron (o siguen siendo) titularísimas a escala internacional, y que, de alguna manera, afectan a todas las personas, estemos donde estemos.
Antes de seguir, cabría destacar que la imposición de relatos cerrados y únicos no solo se debe a la decisión, selección y supresión de los ‘hechos noticiables’ desde arriba, sino que también (y esto es clave) se acentúa mediante el lenguaje usado. Por ejemplo: en los medios generalistas de mayor audiencia, y también entre los políticos y ‘hombres de negocios’ o ‘del mercado’ interesados en ello, nunca se habla del capitalismo ni de su funcionamiento en las diferentes capas de la sociedad; se llama paro al desempleo; se llama trabajo al empleo (trabajo dependiente asalariado); se llama economía a la economía capitalista (la economía es y puede ser más amplia, diferente, social, horizontal, participativa, no feroz); se normaliza el aumento de beneficios (plusvalías) como prioridad, cuando la prioridad deben ser las necesidades de las personas; se llama democracia a lo que no siempre lo es; se llama libertad a la libertad/desregulación/falta de normas para los más fuertes disponer las reglas del juego; se llama meritocracia a que un 1% de la humanidad acapare dos terceras partes de las riquezas mundiales desde 2020; se llama clase media a la inmensa y mayoritaria parte de la población, que es clase precarizada, y a la que, llamándola “clase media” y convenciéndola de ello, se la hipnotiza y amansa (éxito de las élites de poder; falta de hervor, la nuestra); se llama patriotismo a los intereses excluyentes de unos pocos; se llama respeto por las fronteras a la falta de respeto por los Derechos Humanos; se dice imponer la seguridad por no decir “hacer negocio con armas y guerras”; y así, un largo etcétera.
Igualmente, se condiciona la opinión pública (publicada, más bien) a base de constantes chispazos que capten la atención permanente del ciudadano/a, a la vez que se intentan apagar (acallar) según qué otros chispazos. Cuatro ejemplos recientes con escaso recorrido en los medios de masas: 1) El PP se niega a que Feijóo participe en el debate a 4 de TVE. La excusa: la manida “manipulación” del ente estatal. Las razones más que probables: evitar mostrar su sintonía con el candidato de Vox y no exponerse a que la candidata de Sumar desmonte las medias verdades que sí triunfaron en el ‘debate’ a 2 de Atresmedia; 2) La inmundicia siempre puede ir a más en la carrera por hacerse con unos votos, y para algunos, no hay límites. Rozar la ilegalidad y utilizar el dolor de víctimas de agresiones para retorcer ‘argumentos’ y movilizar al electorado sembrando morbo, es la última distopía permitida; 3) Propuesta del Círculo de Empresarios: subir la edad de jubilación a la edad de 72 años. En fin…, la demostración de que hay caras que, además de muy estiradas, son más duras que el cemento; y 4) En esta época de colapso energético, inflación, nuevas burbujas inmobiliario-bancarias e incremento de la inversión en Defensa (guerras) en medio mundo, vuelven unos tipos ricos, con jeta altiva, trajes caros, espalda poco doblada y que estudiaron en carísimas escuelas universitarias privadas -FMI, BCE, etc.- para advertir a las clases medias y bajas de que “nos tenemos que preparar, apretarnos el cinturón: vienen tiempos difíciles”… Vamos, que pagaremos sus desmanes (otra vez) y, encima, nos caerán fatiguitas. ¡De locos!
Y, ahora sí, repasemos algunas noticias de internacional sonadas en recientes fechas:
La eterna maldad de las élites en torno a las personas migrantes:
Lo vimos en la parte II.I de este artículo. Relacionar la migración con los males de un barrio, o de un país. He ahí el recurso rastrero al que siempre acuden las derechas ultraconservadoras o pupulistas (no así algunas liberales y democráticas, que, a veces, son capaces de decirles ‘basta’). Esas fuerzas están creciendo en medio mundo no por proponer nuevas fórmulas, sino por recuperar y disfrazar las que antaño triunfaron en otros rincones del paraíso neoliberal: mezclar clasismo y racismo para enfrentar a las clases populares entre ellas y, así, perpetuar intactos los intereses económicos de las clases privilegiadas. ¿Las víctimas? Las personas migrantes y refugiadas no adineradas.
Ejemplo: Italia. En los últimos años, Giorgia Meloni logró transmitir dicho temor a miles y miles de italianos. Hoy, gobierna el país. Cerrar las costas a quien se juega la vida en el Mediterráneo, tratarlo como delincuente o terrorista, y, sobre todo, insistir en el “por culpa de la llegada masiva, están peor nuestros barrios más humildes; el de fuera no se adapta” lograron el objetivo: currelantes “de aquí” mirando mal a currelantes “de fuera”, sin percatarse de lo absurdo de la división, y, al final, dando votos a quien l(n)os enfrenta. El mismo ejemplo una y otra vez, y mira que Europa ha sufrido horrores en el último siglo derivados de ello (persecuciones, holocaustos, campos de concentración o de refugiados, recelos…). Pero nada, no aprendemos. Lo de atacar a quien es pobre y viene a buscarse el pan, pervive. Ya lo explotaron, hace mucho, Hitler o Mussolini; luego lo adaptaron los ídolos del actual neocon (M. Thatcher en Reino Unido, R. Reagan en EE.UU., etc.); y hoy, revestido de ‘modernidad’, lo consagran los herederos de los anteriores: DeSantis en Florida (EE.UU.), Milei en Argentina, la soflama incendiaria de Le Pen o Zemmour en Francia…
Cultura, educación y LGTB. Tres campos de ‘batalla’ para la nueva Cruzada:
También apuntado en la parte II.I. La “batalla cultural” o los derechos de las personas LGTBIQ+ son hoy terrenos donde el ultraliberalismo mundial vuelve a pelear. Décadas de think tanks, escuelas privadas, formaciones y financiaciones millonarias trazaron la agenda. Ideología pura y dura detrás. (Y aún hay quien cuestiona qué es la regresión de derechos y libertades). Nueva caza de brujas emprendida por reaccionarios de todo el orbe (añadan a la lista de los ya citados aquí o en la parte II.I, a Polonia, Rusia, Ucrania, Hungría…). Se dice estar a favor de que cada persona sea libre de amar o gustarle quien sea, pero se enfrenta la igualdad de derechos para quienes ‘no cumplen’ el canon de hombre o mujer “normal”. Se dice respetar la diversidad sexual, pero se clama por dar prioridad a “familias naturales”. (Siempre hay un pero). Se arrancan “trapos arcoíris”. Se condenan “todas las violencias” para no condenar explícitamente el aumento de agresiones verbales y físicas contra “maricones” y “desviadas”. Se grita: “¿Qué reivindican los homosexuales? Yo no celebro por ser heterosexual”, para tapar que a nadie se le agrede ni se le señala por ser heterosexual. Se alinea la transexualidad con “problemas psicológicos”. Se afirma (aquí la imitada hoja de ruta polaca) que la “ideología LGTB confunde a los niños” y “promueve la pedofilia” (curioso: en España, esto ha tocado a rebato justo en los días en que conocimos nuevas noticias -apenas supusieron escándalo- de casos de pederastia en el seno de la Iglesia). Se dice también que “en los colegios se incita a nuestros hijos a la pornografía”, gigante absurdo que, además, suelen argüir quienes callan sobre la protección de esa multimillonaria industria como negocio neoliberal a escala mundial. Se sonroja al exterior al censurar o denunciar representaciones artísticas porque, para esa medieval moralidad, hay “perversión” en ellas… Y así es como delimitan el relato. En Europa, y más allá. En pleno siglo XXI.
No todas las bombas, ni todos los golpes de Estado, son iguales:
Y lo que no conviene airear, se silencia. Sin más. Ejemplo: Perú, apenas visibilizado en los medios españoles de mayor audiencia. “Son altercados internos” y poco más… Todo menos explicar el Golpe de Estado que allí prosigue. Otro ejemplo: Palestina. Israel perpetró durante los últimos días uno de sus ataques más brutales en Cisjordania. La potencia tiene rienda suelta para aplastar, mediante bombas y drones de alta tecnología, a cientos de gentes hacinadas y violentadas a diario. Goza de impunidad para ello. El destrozado campamento de refugiados de Jenin o las víctimas mortales, no cuentan. ¿El pretexto? “Combatir la amenaza del terrorismo”… Suficiente. Tras unos años más de genocidio, toda Palestina quedará exterminada (piensa un sector de Israel). ¿Dónde está la ‘comunidad internacional’! Pocos casos más injustos jamás conoció la humanidad. Aunque nuestros telediarios solo le dediquen unos breves segunditos.
Un naufragio conmocionó al mundo…:
Un submarino de recreo tripulado por ricos muy ricos tuvo un trágico desenlace. Equipos de rescate de varios países intentaron salvarlos. Sin éxito. (Hollywood sacará peli en pocos años). Medios de todo el planeta abrían cada día con la noticia. No abrían con la muerte de decenas de seres humanos, estos con mucho menos dinero, los mismos días, en débiles embarcaciones, sin ser asistidos ni ayudados, a pocos kilómetros de las costas de Canarias, Italia o Grecia. Estos naufragios ya aburren. No vaya a ser que en nuestras casas, nosotros/as, sus iguales, gente trabajadora que a diario busca un destino mejor para ganarnos el pan, despertemos del falsario “no podemos asimilar toda la inmigración que viene”; no vaya a ser que empaticemos con quienes pierden la vida en el mar; no vaya a ser que nos demos cuenta de que los nuestros son esas personas a quienes otros llaman “invasores”… La inhumana maquinaria continúa.
La guerra sigue matando a unos y enriqueciendo a otros:
EE.UU. dijo hace pocos días que el conflicto entre Rusia y Ucrania “será largo; aún queda mucho para que acabe”. (Ya no cuela que EE.UU. y otros países “solo asesoran y apoyan en esa guerra, pero no intervienen”. El envío de armas de todo tipo luce como nefasta medalla para la historia de varios ‘Estados avanzados’, entre ellos España). O sea, que de la vaca (guerra europea) aún se puede obtener mucha leche (dinero). No es que la Casa Blanca adivine el futuro, simplemente tira de ‘lógica’: el capitalismo ama la guerra cual su juguete favorito. Mientras más se alarga una guerra, mayores son los pingües beneficios económicos para quienes dirigen la industria militar. Eso no lo dicen, claro. Estaría feo. Queda mejor lo de “luchamos por la democracia y la paz mundial”. Aro aro…, ¡y por una vida llena de unicornios y brownies de chocolate! Los muertos y los obligados a batallar, tanto rusos como ucranianos, son carne de cañón. Las casas, las familias inocentes, los pueblos destrozados: ‘daños colaterales’. Miles de refugiados: mano de obra en países de Occidente. (Ensayo para lo de Taiwán). Rafael Poch: “Cada día de guerra depara enormes riquezas para quienes tienen en ella su negocio”. También lo explica Silvia Federici. Millones de estadounidenses no saben que millones de dólares de (su) dinero público van a los bolsillos de los amos de la guerra. Millones de europeos -sufragamos los mismos bolsillos- tampoco lo saben. El plan marcha. Pero algunos se conforman con que nos muestren a ‘buenos’ y ‘malos’.
Y así concluye este repaso diario, durante la última semana, al modo de tratamiento de ciertas informaciones que moldean a diario nuestra rutina. Cuestiones de ámbito local (moronero), andaluz, estatal e internacional. Algunos temas (muy significativos) a modo de gráficos ejemplos en torno a los cuales poder reflexionar.
La intención -doble- era simple: no callar ante el grado de posverdad que muchos de los principales medios de masas están imprimiendo estos días a sus relatos, y, al mismo tiempo, ofrecer otro altavoz, otro argumentario, otras fuentes de información, abrir más campos de debate y de asuntos de los que poder hablar. Acertado o no, es lo que se ha pretendido. Y se ha hecho con pleno convencimiento de la necesidad de esta tarea.