<<Mantener los servicios públicos, además de un tema aburridísimo, es demasiado para el Estado, para nuestros bolsillos. De ahí los recortes. Total, ¿pa’qué sirven?, si luego atienden rápido y mal en el ambulatorio, a mi hijo le imparten cosas raras en el cole, las calles están sucias, pagar un seguro privado me da para la pensión… A saber a dónde van los impuestos>>.
<<Temo que, al bajar a comprar pan, me entren en casa… No conozco casos así, pero, ¿y si me pasa? ¡Qué pánico! Por eso, con mis ahorros, compré cámaras de seguridad, las del anuncio de antes de La Ruleta de la Suerte. Y si hace falta, llamo a los fuertotes esos que desokupan. ¿Que actúan fuera de la ley y son un poco neonazis? Pa’ gustos, colores…>>. Su vecino: <<Yo quería ir a la playa en julio, pero ahora el Pedro Sánchez quiere quitar las vacaciones y obligarnos a votar. Hijo de…>>. (Aclárense, gurús de la Escuela fachi-pensante: ¿Quiere el Gobierno que salgas de casa para que te la quiten, o que no salgas y así votes el 23J? Hilarante contradicción). Su amiga: <<Yo tuve que dejar el piso. El dueño volvió a subirme el alquiler y no podía pagarlo. Cual desahucio. Bueno, los desahucios eran antes, ¡ya ni salen en la tele! Pero entiendo al dueño: la vivienda es sagrada, es suya, que haga con ella lo que quiera. ¿Me echa por no poder pagar un ojo de la cara, la pone como piso turístico y se forra? Yo haría lo mismo>>.
<<Quienes llegan en patera no vienen a ganarse la vida y convivir con nosotros. Son ilegales, enemigos a los que hay que echar, nos invaden, nos roban el trabajo y la cultura, reciben paguitas y pisos gratis para montar sus mafias… Y los chinos, igual. Los sudamericanos tienen un pase, porque nos cuidan a los abueletes a cambio de poco… En fin, que nosotros, primero. ¡Pero yo no soy xenófobo, ni racista!>>.
<<Los empresarios millonarios son los que generan empleo. Hacen crecer al país. Sin ellos, ¿quién trabajaría? Hay que darles ventajas fiscales, ¡y de todo tipo! Las pymes…, no es lo mismo>>. <<¿Luchar por nuestros derechos laborales y sindicales? Eso es de carcas… ¿Qué más queremos conseguir!>>. <<Lo más importante en la vida es el dinero. Por dinero hago lo que sea. Lo demás es buenismo, falserío woke y to’ eso>>.
<<El Gobierno feminazi odia a los hombres, no puedes decir lo que piensas, no nos dejan ser libres… ¡Dictadura! Además, vi ayer un vídeo en el que un youtuber decía que los gobiernos socialistas de medio mundo se inventan el Cambio Climático y, encima, ocultan una red internacional de abuso de menores. ¡Qué fuerte!>>.
<<Moreno Bonilla parece afable, humilde. Es falso que gobierne para los ricos, y que se esté cargando Doñana y la sanidad pública. Es que los médicos y científicos están politizados y en su contra>>. Otra: <<Feijóo es moderado y aporta…, cosas>>. Y otro: <<Ayuso es la caña, es muy del pueblo, se lo curra todo con esfuerzo. Y lucha por la libertad en Madrid, que es España. ¿La gestión del drama de los vecinos de San Fernando de Henares? ¿La subida del precio de los comedores escolares y anunciarlo tras las elecciones? ¿Su hermano se forró con las mascarillas? ¿Los precios de la vivienda están allí por las nubes? No dejes que te manipulen. La envidian>>.
<<Los podemitas solo sacan leyes para comunistas, gays, los que buscan huesos de cuando la guerra, los que rompen España… Y, según OKDiario, son financiados por Irán y Venezuela. ¿Que los jueces lo desmienten? Da igual, seguro que es verdad>>.
<<¿Que los datos de empleo son los mejores en mucho tiempo? Yolanda Díaz miente. Además, ¡esa come niños por la noche, mientras blasfema en gallego!>>…
Vale, esto último quizá no lo hayan oído aún, pero denle un par de días a la Rosa de las mañanas de Tele5, a ‘Hormiga’s Showman’ Motos y sus desatados guionistas, colaboradores e invitados (del Val, Falcó, F. Cuesta…), a los Horizontes y TEM de Cuatro, o a tan seguidos telediarios como el de Antena 3. Con los repentinos comicios generales a un mes y medio vista, no esperarán mucho más para repetir a su millonaria audiencia (he ahí la clave) semejantes pamplinas. ¿Les valdría con seguir inculcando en las entrañas de sus telespectadores ‘razones’ como las arriba listadas? Probablemente, pero siempre cabe más: de aquí a julio escucharemos mil veces (empezó hace meses) que “Gobierno, Txapote y ETA perpetran un pucherazo electoral”. Y aún más: están aupando ese lema majadero e injusto que antes VOX, luego Ayuso y ahora Feijóo sacan en cada comparecencia pública: “O Sánchez o España”, como si solo ellos representaran ‘la salvación de España’ y Sánchez (su proyecto + las izquierdas) fueran el caos antiespañol. Eso ya lo explotó el franquismo aquí durante décadas, hoy lo exprimen (en sus respectivos territorios) Bolsonaro, Orbán, Meloni o Milei, es abrazar la radical agenda marcada por el “proudly fascist” Steve Bannon y el ultracoservador CPAC, y resulta peligroso: genera un clima social muy hostil. Alimentar ese mensaje es como decir: Que le den a las reglas democráticas. Tiremos del ‘todo vale’. A lo Trump.
*Inciso 1: <<¡Qué feo señalar a comunicadores! Hacerlo es de fascistas>>, se escucha últimamente (la leche…), como si analizar la labor de profesionales de dicho campo -y de otros- no fuera esencial para comprender los ambientes socio-políticos. Claro que lo es. Por eso se estudia. (¿Conoceríamos, de otro modo, la bestial influencia que Rupert Murdoch y su grupo empresarial/mediático, News Corp. –News of the World, The Sun, The Times, The New York Post, Fox News, Wall Street Journal…-, tuvieron en la agresiva EE.UU. de R. Reagan, en la ola belicista de George W. Bush, en la elección de Donald Trump o en el neoliberal Reino Unido de M. Thatcher? Y así, cien ejemplos más, en diversos países y con variados grupos o personalidades de poder). Y en el caso de los ejemplos mediáticos españoles, hablamos de espacios de actualidad, de investigación, informativos o ‘entretenimiento familiar’ convertidos, ‘por arte de magia’, en tertulias políticas. Tertulias que (oh, casualidad) opinan en la misma dirección. Opinión unidireccional, relato sesgado hacia un lado del tablero, 0 equilibrio, al carajo la función social de información veraz que se les presupone. Lo ven como una batalla y se agrupan en una trinchera, sin darse cuenta de que, al final, lo que dañan es, uno: la democracia; dos, la ética periodística (y comunicativa); y tres, el respeto a la ciudadanía, a la que engañan. Por eso hemos de hablar de ello, porque hay quien no ve la estrategia, o quien la ve pero le parece normal e incluso bien*.
*Inciso 2: Quien hoy sobreactúa escandalizándose para, por lo bajini, blanquear la noticia manipulada, poco hizo cuando Tele5 se cargó en su día CQC por la presión del Gobierno de Aznar, ni cuando Cuatro y TVE echaron, hace nada, a periodistas como Jesús Cintora o Javier Ruiz pese a sus altas audiencias. Conclusión: ¿Es la influencia ejercida por los medios (así como la potencia viral de las redes sociales) lo único que explica el resultado del 28M? Por supuesto que no. Pero, ¿es clave esa influencia para comprender el porqué de dicho resultado? Indudablemente, sí. Quienes dirigen y/o presentan los medios de mayor audiencia determinan qué debe preocupar al electorado y qué no; de qué debe hablar la opinión pública y qué no se puede debatir. Ejemplo: en pleno 2023, volvemos a discutir sobre la extinta ETA… Se intenta transmitir que hay partidos que, supuestamente, “la reivindican”. Y un ejemplo más claro aún: cada vez preocupa más el puntualísimo problema que en este país supone la okupación; sin embargo, chitón sobre un drama inmenso, que se da a diario, por decenas, y al que sí está expuesta la inmensa mayoría de la ciudadanía: los desahucios. ¿Por qué? ¿Casualidad? ¿Qué esconden? ¿Qué callan?…*. Y, ahora sí, seguimos:
A todo lo anterior, sumen la inestimable ayuda que supone la escasa autocrítica ejercida entre las formaciones de izquierdas, sus diatribas para saber llegar a las necesidades reales de la gente (sobre todo, de quienes más en el olvido se sienten), las leyes que, por no ser más valientes, se han quedado a medio camino (Ley de Vivienda, el IMV y no la RBU); otras que, a pesar de haber sido prometidas, ni están ni se las espera (derogar la ‘Ley mordaza’); no haber explicado mejor aquellas medidas aprobadas que sí están ayudando a muchas personas y dignificando sus vidas (subidas de salario para la clase trabajadora, Reforma Laboral, Aborto, Eutanasia, Bono Social…), un PSOE cada vez menos socialista y obrero, o, cómo no, la infinita cantidad de siglas y logos diferentes entre las confluencias, que hace que hasta el/la más militante de l@s votantes progresistas no sepa ya quién va con quién, a qué partido representa Fulanito o Menganita, quiénes están peleados, y demás madeja enmarañada.
Y una causa más (esta, ‘neutral’, pues fluctúa): el sistema de circunscripciones de la ley electoral. Repasando los números, encontramos muchísimo voto progresista que se ha quedado sin representación municipal y/o autonómica (las cosas de la no unidad). De modo que, en algunos de esos casos, a poco que hubieran sumado unos votos más, o incluso sin ellos pero uniendo listas, ese apoyo no solo habría entrado en sus respectivos Ayuntamientos y Parlamentos, sino que incluso habrían dado para subir como fuerzas destacadas en la oposición (ejemplo: las confluencias de Podemos/IU y de Adelante en Sevilla) o incluso para mayorías de centro-izquierda (como, por ejemplo, sí conseguirá el BNG en Santiago, junto con PSOE y Compostela Aberta).
Así las cosas, ¿cómo no iba a arrasar la derecha más privatizadora y pro-medidas antisociales de los últimos años en estas municipales? ¡Pos’ claro! No solo eso: también los concejales y parlamentarios de VOX han logrado estirarse un poco más. (Tanta carita mirando al sol recuerda a la España de los años 60). Y es que, recibir la misma matraca, día tras día, a través de 3 de cada 4 medios de comunicación en abierto, más los vídeos virales que consumes en las redes, es apuesta segura para que compres todo tipo de discursos, incluso los que, analizados con sensatez, no se sostienen. Es normal que tu voto y -lo más preocupante- tu manera cotidiana de proceder estén condicionados por elementos ficticios o retocados que te son vendidos como reales. Es triste (y alarmante, pues así es como hoy se controla a las sociedades), pero normal.
El caso es que, hoy, muchos celebran. Otros se preguntan si “está todo perdido”: personalmente, no lo creo. Porque la sociedad funciona por tendencias, y el tiempo suele poner las cosas en su sitio: los abusos tienen límite, y, más allá del color que gane, el juego limpio en el escenario mediático-político volverá a ser recompensado (meter bulos en las principales cadenas de radio y tv, entre datos en telediarios, entre risas en programas familiares o entre curiosidades en espacios de actualidad, no es honesto, sino rastrero). Queda claro, eso sí, que las urnas pintaron de azul el 28M. Y que podría arribar un nuevo ciclo de gobernanza en Andalucía (y en el resto del Estado). Pero, lo que también cansa ya (y mucho) es el quejarse de tal político o criticar tal ley, y que, luego, el mismo que se queja o critica, “pase de la política”, y de ir a votar, y de apoyar plataformas, de manifestarse en la calle, de integrar cooperativas, asociaciones vecinales u otras luchas y colectivos…: es decir, el que ‘pasa de todo’ pero exige cambios. (¿Mande?). Que sí, que es una opción tan legítima como las demás (es más: ser “apolítico”, pasar de la política, abstenerse, etc., son formas de sí hacer política). Pero, por favor: menos indiferencia y sí un poquito más de compromiso y coherencia.
Y hasta aquí estas líneas que para nada pretenden actuar como análisis profundo. (Para eso ya han salido, estos días, textos mejores). Solo se trataba de divagar, de reflexionar en voz alta, con todas las imperfecciones y elementos de juicio subjetivos que ello conlleva. Me parecía interesante compartirlo, empero. Y a continuación: mismo ejercicio, pero con respecto a lo sucedido en Morón. Eso, en la Parte II.