Llega el buen tiempo, y por una casualidad “inexplicable”, llegan los abandonos de los perros (modo irónico «ON»).
El regalo de navidad o cumpleaños, para comérselo por ser un cachorro, al niño querido y caprichoso se transforma en un bulto.
Con el tiempo, los padres se dan cuenta que el niño no se preocupa del perro para nada. Los paseos diarios son a cargo de los padres. La comida y gastos de veterinario a cargo de los padres, que no habían previsto que el perro comía y/o se podía poner malo.
140.000 perros se abandonan entre la fecha de Navidad hasta la semana Santa en España.
Algunos requisitos se tienen que tomar en cuenta cuando una familia, no el niño o la niña, quiere un perro para decidir y asumir la responsabilidad entre todos los miembros de la familia y llevar un cachorro hasta la edad adulta.
Un perro puede vivir una media de 13/14 años según la raza. No es poco tiempo, pero es una eternidad si decidimos que el mejor trato que podemos ofrecer a un perro es dejarlo toda su vida en una terraza, o atado a tres metros de cadenas.
Como voluntarios de un refugio recomendamos que nadie que no esté seguro de su tiempo libre y/o dedicación tenga jamás ningún perro. Lo mismo si 50 euros de veterinario es un obstáculo… o 15 euros de comida al mes un reto inaguantable.
El perro de la casa se transforma en gastos, obligaciones y responsabilidades.
Si no estás dispuesto en cumplir al 100% tus obligaciones como dueño de un perro, por la necesidad de un ser vivo, no dejes que el capricho del (la) nin@ te ponga delante de un dilema.
Además, 85% de los perros abandonados terminan en perreras municipales. Después de 10/15 días son sacrificados por medios que te darían escalofríos si lo comento aquí. Nada de una muerte digna, sin darse cuenta de nada. El perro sufre una atrocidad hasta el último momento. No hay que olvidar que muchas perreras supuestamente municipales son en realidad empresas con capital privado. Y las drogas para aniquilar el dolor, son demasiadas caras.
Este texto no pretende ser simpático. Simplemente, que los caprichos de los niños y la irresponsabilidad de algunos padres llenan los refugios de perros abandonados.