Si nos paramos a pensar, vivimos en un mundo lleno de prohibiciones, más si cabe, desde la llegada de la pandemia, lo que ha venido a acuciar la sensación de que para que algo funcione debemos prohibir lo que no queremos que las personas hagan, lo que a su vez, se puede ver como una limitación de libertades.
Dejando a un lado las cuestiones sociológicas y políticas, y centrándonos en el ámbito educativo y psicológico, las prohibiciones son una de las herramientas menos eficaces para el aprendizaje. Debiendo dar un giro a la perspectiva de lo que significa educar y aprender.
A continuación, haremos un listado de ciertas prohibiciones que podemos llegar a imponer en nuestras casas y colegios, y como darles un giro para que sean más efectivas.
- Prohibido cometer errores.
Más que prohibirles que comentan errores, debemos enseñar, que una vez cometidos, hay que aprender de ellos para, en lo posible, no volverlos a cometer.
- Prohibido llorar.
Debemos enseñarles a regular su estado emocional, trabajando por ejemplo la resistencia a la frustración. Una correcta resiliencia evitará muchos llantos y berrinches.
- Prohibido decir NO.
Quizás uno de los más contradictorios, pues lo que debemos fomentar en niños y niñas es la capacidad de decir NO, enseñándoles en qué situaciones hay que hacerlo y que habilidades desplegar para ello. Si le prohibimos decir NO en casa, cuando llegue al cole y el compañero/a le diga que le regale ese juguete nuevo que lleva, no sabrá cómo imponerse y decirle NO.
- Prohibido expresar tu opinión.
Cómo niños y niñas, tienen su criterio propio y tienen derecho a expresar su opinión en ciertos temas de conversación. Escuchemos lo que quieren decirnos.
- Prohibido ser inquieto.
Quizás uno de los mayores retos de algunos maestros/as con niños y niñas hiperactivos. En vez de prohibir, ayudémosles a autorregular su conducta, entre otras formas, con normas y rutinas muy claras y precisas.
- Prohibido conocer solo/a y ensuciarse.
En vez de eso, “juguemos” a ser ordenados en la comida y en el juego. Enseñemos rutinas de orden e higiene. Para prevenir antes de regalar. Y si ensucia, enseñemos a recoger y limpiar lo que ensucia.
- Prohibido tener miedo.
Frases como “ya eres mayor para tener miedo de eso”. El miedo no es racional, por lo que no entiende de edades. Enseñémosles a expresar dichos miedos, primer paso para superarlo.
- Prohibido ser “preguntones”
En vez de prohibir estar preguntando constantemente, interrumpiendo, por ejemplo, conversaciones entre adultos, enseñémosles a guardar su turno y a saber definir cuando sí y cuando no participar.
Por lo tanto, más que prohibir, démosles la libertad de expresarse, apoyando su crecimiento personal, mejorando habilidades tan importantes en sociedad, como la autorregulación, la autocrítica y el juicio de valor de las situaciones y relaciones.